Y por experiencia propia sé que esto es asi. Hoy tocaba entrenar a los cadetes. Hemos separado delanteros y tres cuartos; Miguelón ha cogido a los delanteros del equipo Azul y yo a los del equipo Blanco.
Toca hacer touch y es es un lujo poder observar a Miguelón trabajar con los delanteros... emana carisma y es un verdadero lider de la mandada. No solamente da una voz y los delanteros del Azul se reunen en torno a él, si no que mis delanteros del Blanco también se quedan mirando. Increible.
Yo tengo que suplir eso con imaginación y marcando diferencias. Diferencias en cuanto a ejercicios, dinámica y formas de transmitir. Intento aplicar la forma de hacer touch de Rubén, sale solo bien a medias, pero me conformo y estoy contento porque noto que poco a poco yo también me convierto en un lider de la manada.
Lástima que mis compromisos como jugador me impidan a menudo dirigir a mis chicos en competición. Noto que podría llegar a ellos mucho mejor, me siento un poco incompleto como entrenador en ese aspecto. Creo que es por ello que mi equipo preferido son los Jabatos, les entreno y les dirijo.
En fin, luego partidillos entre ellos dirigidos por Alex... un poco correcalles, pero solo llevan dos días entrenando después de vacaciones y llevan mucha paliza encima. C.R.C. (y casi el título de liga) espera el domingo y eso pone nervioso a los jugadores.
No pasa nada, todo llega.
Y mañana jueves. Infantiles y luego a darse. Y ya casi estamos para darnos, rezar, abejas.
¡Muy buen artículo!
ResponderEliminarComo delantero y ex-jugador de este club he de decir que tiende a ser verdad, los gordos o juntos o nada. Un gordo es una pieza más del engranaje, no se le ve pero si se lesiona se nota.
Pero creo que esto reside en la similitud de la delantera con la falange griega o testudo romana, si un delantero no va detrás de su compañero que va a romper, si no cubre el lateral del ruck, sino llega a tiempo en el maul para proteger al balón y el compañero, la cosa acaba mal para la jugada o el compañero, por eso hay más hermandad y cohesión en los delanteros.
De todas formas en el Liceo teneís una cosa muy importante: la harmonía. Un jugador no necesita mirar para saber quién tiene a su derecha/izquierda y a qué distancia, o si alguien le va a apoyar, lo sabe sin mirar, hay una gran hermandad en todos los equipos y eso hay que agradecerselo a vosotros que tan bien y duro entrenaís.